Si creías que los vampiros eran puro drama adolescente con glitter, piénsalo dos veces. Antes de Crepúsculo, The Vampire Diaries o Hotel Transylvania, ya existía Drácula, el vampiro original, el mero mero del terror gótico, y sigue siendo un ícono que no pasa de moda.

¿Quién es Drácula y por qué todos le temen (y aman)?

Drácula nació en 1897 gracias a la pluma del escritor irlandés Bram Stoker, quien nos regaló uno de los personajes más enigmáticos y oscuros de la literatura. Este conde no solo chupa sangre —también manipula, seduce, viaja en ataúdes y convierte a la gente en vampiros como él. Básicamente, es el papá de todos los monstruos elegantes.

Aunque está inspirado en la figura histórica del Príncipe Vlad III de Valaquia (también llamado Vlad el Empalador —sí, suena intenso y lo era), el personaje de Drácula toma un rumbo más sobrenatural: vive en un castillo creepy en Transilvania, duerme en un ataúd, le teme a la luz del sol y puede convertirse en murciélago. Sí, es como si Batman tuviera una fase gótica aún más dark.

¿Por qué sigue siendo relevante hoy?

Porque Drácula no envejece, literalmente. Su historia ha sido adaptada en películas, series, videojuegos, cómics y hasta memes. Desde el clásico de Bela Lugosi en los años 30, pasando por la icónica peli de 1992 con Gary Oldman (sí, la del peinado raro), hasta las versiones más recientes en Netflix y hasta LEGO, el conde se reinventa cada generación.

Además, el personaje plantea temas que siguen pegando: el miedo a lo desconocido, la seducción del poder, la obsesión por la juventud eterna, el amor imposible y, claro, las ganas de vivir para siempre aunque el mundo se vaya al carajo.

¿Team Drácula o #EstacasFuera?

Lo cool de este personaje es que te atrapa sin que te des cuenta. Lo puedes odiar por lo que hace, pero también admirar su estilo, su inteligencia y ese aire de "nadie me manda, yo mando". Su historia es una montaña rusa que mezcla romance, terror, misterio y crítica social —perfecta para una noche de lectura con luces apagadas y playlist dark de fondo.

Así que si todavía no te has echado el libro o alguna de sus mil versiones, esta es tu señal: dale una mordida a Drácula y descubre por qué, más de un siglo después, sigue siendo el vampiro más famoso (y peligroso) del planeta.